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10 DE JUNIO DE 2020

Distanciamiento social inteligente asegura cosecha de valiosos experimentos de papa en La Libertad


Innovadora alianza agro-minera usa buenas prácticas para proteger a agricultores y técnicos durante ensayos para producir nuevas variedades de papa.

El Covid-19 no detiene las investigaciones para producir nuevas variedades de papa. Las iniciativas conjuntas desarrolladas por el Centro Internacional de la Papa (CIP), Compañía Minera Poderosa y la ONG Asociación Pataz y los agricultores en el norte del Perú, están aplicando medidas de bioseguridad en la cosecha de experimentos de papa, para garantizar que los agricultores se mantengan a salvo del nuevo coronavirus y asegurar la continuidad de la investigación y del suministro del producto.

Se trata de tres proyectos de investigación, ejecutados en los distritos rurales de Curgos, Julcán y Pataz, en la región La Libertad, que tienen como fin desarrollar variedades de papa biofortificadas, es decir variedades con mayor contenido de hierro y zinc para mejorar la nutrición de las familias de la zona, especialmente de la población infantil; así como variedades aptas para procesamiento industrial destinadas a pollerías y otros establecimientos.

Sin embargo, este año, el brote de coronavirus planteó un reto pues surgió en vísperas de la cosecha de campos experimentales para seleccionar nuevos tipos de papa. Ante esta situación, para no interrumpir el ciclo de las investigaciones, se adoptaron medidas de bioseguridad y se dispuso el distanciamiento social inteligente.

“No podíamos simplemente suspender la cosecha de nuestros experimentos, así que adaptamos el uso de mascarilla, lavado constante de manos y distanciamiento social al contexto del campo, no solo durante la cosecha en los experimentos sino también en campos para producción de semilla, e incluimos en su cumplimiento a los técnicos y a los agricultores”, explicó Manuel Gastelo, Investigador Asociado Senior del CIP y representante técnico del proyecto.

“De esta manera, practicando un distanciamiento social inteligente, se garantiza que no se interrumpa el ciclo de nuestras investigaciones e indirectamente se contribuye a mantener el suministro de alimentos y que los agricultores no se vean afectados por la enfermedad y puedan seguir generando ingresos”, agregó el investigador.

Proyectos integradores

Son tres proyectos que se articulan para mejorar las condiciones de vida de los agricultores de la zona, alrededor de 1,100 familias, proveyéndoles semillas para su cultivo. El primero apunta a obtener una nueva variedad apta para fritura en bastones y horneado y resistente a la rancha, la más devastadora enfermedad de la papa.

La segunda y la tercera, denominada anemia cero, tienen como fin lograr la biofortificación de variedades de papa con hierro y zinc y contribuir con la mejora de la nutrición infantil y la seguridad alimentaria de las poblaciones vulnerables de La Libertad. Anemia cero, además, incluye un enfoque social y componente de educación nutricional para madres y niños.

Los primeros resultados de los proyectos, de acuerdo a Elisa Salas, Investigadora Asociada del CIP e Investigadora Principal del proyecto, son promisorios. “Los clones selectos biofortificados de la sierra norte presentan en promedio un incremento de 37% del contenido de hierro en relación con la variedad Yungay”, precisó.

El CIP emprendió esta novedosa alianza con la compañía minera Poderosa y la Asociación Pataz en el año 2017, bajo el convencimiento de que el sector minero y el agrario forman sinergias y complementan el desarrollo.

“Desde el inicio entendimos que la investigación en el cultivo de papa beneficiaría a la población rural que vive y trabaja en nuestro territorio. Además, La Libertad es el departamento que ocupa el tercer lugar en producción de papa en el país; entonces, desarrollar este cultivo es lo más sostenible que podemos hacer con los agricultores”, explica Juan Miguel Pérez Quinto, Secretario Ejecutivo de la Asociación Pataz.